NOVIEMBRE Y DICIEMBRE: LOS MESES DEL CORAZÓN
Llegan noviembre y diciembre, y es como si el aire se llenara de una magia invisible que todos podemos sentir. Son meses donde la nostalgia y la esperanza conviven, y nuestros corazones parecen ablandarse, listos para disfrutar y celebrar con nuestros seres queridos. Quizás es el clima fresco que nos invita a acercarnos, las luces que parpadean en cada rincón o el aroma de los preparativos para las festividades. Sea lo que sea, hay algo en estos días que nos recuerda la importancia de estar juntos.
Las celebraciones de fin de año nos invitan a reflexionar sobre lo que hemos vivido, lo que hemos compartido y, sobre todo, lo que hemos dado. Nos rodeamos de seres queridos, compartimos abrazos y risas, y nos sumergimos en el ritual de los regalos. Hay algo hermoso en pensar en los detalles que podemos ofrecer a quienes más amamos, algo que va más allá de lo material: es el gesto de dedicarnos tiempo, de pensar en lo que hace especial a esa persona y buscar una manera de expresarlo.
Sin embargo, este tiempo de regalos no tiene que ser solo hacia los demás. ¿Has pensado en qué regalo te darías a ti mismo? Es fácil caer en la rutina de cuidar de todos, pero ¿cuánto tiempo dedicamos a cuidar de nosotros mismos? A veces, el mejor regalo es una pausa para reflexionar, para sanar o para empezar un nuevo capítulo. Es posible que algunos de los sueños que nos planteamos al inicio del año no se hayan concretado, y está bien. No todo tiene un calendario ni un plazo. Los sueños, aunque a veces parecieran no llegar, siguen siendo válidos, y cada paso, aunque pequeño, cuenta.
El mejor regalo que puedes darte es la aceptación. Aceptar que todo tiene su tiempo, que no hay una fecha límite para cumplir tus metas, y que el hecho de estar aquí, al final de este año, ya es un logro. Hemos pasado por momentos difíciles, desafíos inesperados, pero seguimos adelante. La vida es un proceso continuo, y lo que importa es no rendirse, porque los sueños no se caducan, se transforman.
Este noviembre y diciembre, en medio de las festividades, tómate un momento para reflexionar sobre tu propio camino. Agradece lo que has logrado, acepta lo que aún queda por hacer, y recuérdate que siempre hay tiempo para comenzar de nuevo. Los sueños son como las estrellas: algunas se tardan más en brillar, pero todas tienen un lugar en el cielo.